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La agricultura desempeña un papel crucial en la vida de las personas. Es vital para todos los seres humanos, sin importar la nacionalidad, la raza, el género, la etnia, la religión, etc. Aunque la gente depende de la agricultura para sobrevivir, se olvida de que para proporcionar una producción agrícola y animal suficiente tenemos que asegurarnos de que nuestras formas de cultivar son sostenibles y nos permiten seguir haciéndolo en el futuro a largo plazo. Con el mismo espíritu, la gente tiene que asegurarse de adaptarse a los cambios climáticos para mantener la calidad y el número de producciones.
Es un hecho que los países europeos experimentan un número cada vez mayor de períodos de sequía que provocan una escasez prolongada en el suministro de agua. La sequía es una característica recurrente del clima europeo que afecta a fracciones considerables de la población europea cada año. La frecuencia y la gravedad de las sequías meteorológicas e hidrológicas han aumentado en la mayor parte de Europa. Los diferentes índices de sequía coinciden en que el aumento es mayor en el sur de Europa. Los estudios disponibles prevén que la frecuencia, la duración y la gravedad de las sequías meteorológicas e hidrológicas seguirán aumentando en la mayor parte de Europa durante el siglo XXI, excepto en algunas zonas del centro-este y el noreste de Europa. El mayor aumento de las condiciones de sequía se prevé para el sur de Europa, donde aumentará la competencia entre los distintos usuarios del agua, como la agricultura, la industria, el turismo y los hogares.
La UE es consciente de la intensificación de las sequías y de los problemas socioeconómicos que provocan, pero las medidas adoptadas son más bien de tipo reactivo que preventivo, explica WWF. Además, las sequías suelen agravarse por la sobreexplotación de las tierras agrícolas y la mala gestión del agua por parte de las grandes empresas agrícolas. La parte principal del uso del agua al año corresponde a la agricultura, con un total del 40 %. Según Eurostat, aproximadamente el 40 % de la tierra en Europa se utiliza para fines agrícolas.
Este informe resumen se basa en una comparación del análisis del estado actual de las estrategias de adaptación y de los sistemas de gestión del agua implantados en los países socios: Bélgica, República Checa, Chipre, Alemania, Italia y España. Además, este informe aborda los marcos legislativos actuales en materia de implantación de sistemas de agua en el paisaje agrícola en los países implementados, así como los programas e iniciativas estatales.
Las principales fuentes de información para este informe han sido las investigaciones documentales y las entrevistas con expertos en gestión del agua, agricultura, sequía, iniciativas estatales para el medio ambiente, etc.
La sequía siempre ha sido un tema de interés y se ha registrado desde tiempo atrás. En los últimos siglos, el seguimiento se ha llevado a cabo mediante diferentes metodologías, según datos científicos, muestras de árboles y otros métodos.
En Europa, la sequía no sólo afecta a zonas semiáridas como la región mediterránea. Los eventos de sequía prolongada han afectado repetidamente también a Europa Occidental y Central, las Islas Británicas, Escandinavia y Europa Oriental.
Períodos de sequía en Bélgica
1921, 1949, 1976, 1953, 1956
Períodos de sequía en Alemania
1959, 1976, 2003, 2018
Períodos de sequía en Chipre
1990 – 1991, 1996 – 2000, 2006 – 2009,
2012 – 2016
Períodos de sequía en Italia
1942 – 1950, 1988 – 1992, 1997 – 2001,
2003, 2007, 2012, 2017
Períodos de sequía en la República Checa
1904, 1911, 1917, 1921, 1947, 1953 (1954),
1959, 1992, 2000, 2003, 2007
Períodos de sequía en España
1909 – 1914, 1938 – 1939, 1941 – 1945,
1963 – 1964, 1979 – 1984, 1990 – 1995,
2005 – 2009, 2012, 2017
Los efectos del cambio climático tienen un mayor impacto en la agricultura. El aumento de las temperaturas, la disminución de las precipitaciones y su mayor irregularidad, el aumento de la evapotranspiración, el alargamiento de los periodos secos y muy secos (veranos más largos), la disminución temporal de las reservas de agua disponibles y la proliferación de nuevas plagas y otros fenómenos estrechamente relacionados con el cambio climático, tendrán efectos negativos sobre la agricultura y la ganadería en los próximos años.
Debido a varios factores, el agua del suelo es menos accesible para muchos cultivos durante la temporada de crecimiento. Por ejemplo, otra distribución espacio-temporal de las precipitaciones, relacionada con la humedad del suelo o el aumento de la evapotranspiración.
El desarrollo de las precipitaciones extremas -tormentas y granizo- es un gran problema que afecta directamente a la agricultura (puede deducirse de los datos de las compañías de seguros que pagan indemnizaciones por los daños causados por el granizo).
La estación de crecimiento, su duración y su inicio cambian. Las enfermedades y plagas invasoras se trasladan a mayores alturas y reproducen más generaciones. En los últimos años, hay periodos en los que incluso los cultivos esteparios (cereales) se enfrentan a la escasez de agua, por lo que no se trata sólo de la fruticultura.
La sequía ha provocado históricamente hambrunas y movimientos migratorios masivos y ha sido el motivo de graves crisis económicas, sociales y políticas. De hecho, se considera que los impactos de la sequía son mayores que los de cualquier otro desastre natural. Afectan sobre todo a los sectores de la agricultura, la silvicultura, el transporte, el ocio, el turismo y la energía, y generan toda una serie de impactos sociales.
Wilhite, (ed.), 2005 enumaera los siguientes cuatro tipos de sequías y sus consecuencias:
Desviación negativa de las precipitaciones con respecto a lo normal durante un periodo de tiempo determinado. El aire seco asociado a una disminución de la humedad junto con una mayor temperatura del aire tiene un efecto negativo sobre los seres humanos, la fauna y la flora:
Sequía del suelo, falta de humedad para los cultivos:
Reducción significativa de los niveles de los cursos de agua, el hundimiento de los niveles de las aguas subterráneas:
Efectos de la sequía en la calidad de vida:
Desviación negativa de las precipitaciones con respecto a lo normal durante un periodo de tiempo determinado. El aire seco asociado a una disminución de la humedad junto con una mayor temperatura del aire tiene un efecto negativo sobre los seres humanos, la fauna y la flora:
Sequía del suelo, falta de humedad para los cultivos:
Reducción significativa de los niveles de los cursos de agua, el hundimiento de los niveles de las aguas subterráneas:
Efectos de la sequía en la calidad de vida:
Los problemas causados por la sequía y el cambio climático, en general, están relacionados con la vitalidad de los cultivos agrícolas y la creciente necesidad de riego adicional. Tiene muchos aspectos diferentes, desde las fuentes de agua de riego, los métodos adecuados de riego hasta la distribución adecuada y eficiente del agua.
No se utilizan cultivos intermedios, es decir, piensos de bajo volumen, a menudo por temor a que la sequía provoque una posterior pérdida de los cultivos principales. El problema es, por supuesto, la falta de agua para el ganado o las malas cosechas, cuando la lluvia no llega en el momento en que más se necesita.
La agricultura no se limita a los cultivos de campo, sino que los efectos de la sequía también afectan a otros sectores relacionados, como la producción ganadera. En los últimos años ha habido una gran escasez de piensos (forraje). El pienso es más caro, si es que lo hay, y no hay suficiente agua para los animales de granja.
El cambio climático se está produciendo actualmente y, por supuesto, tiene un impacto en la agricultura y en los sistemas agrícolas existentes. Como la agricultura se basa en el suelo, el agua y el sol, los cambios en estos factores afectan a los agricultores. Los tres factores están cambiando no sólo en promedio, sino que también son cada vez más volátiles, con más diferencias regionales que antes.
Se pueden mencionar los siguientes impactos adicionales:
Los principales observatorios que vigilan la sequía son:
En Bélgica, debido a la multitud de niveles gubernamentales, no existe una organización única que se encargue de las sequías a nivel nacional, sino que esta responsabilidad recae sobre los hombros de las numerosas provincias, regiones y municipios del país. Por lo tanto, hay muchos observatorios públicos y privados que estudian las sequías, entre ellos la Comisión Flamenca de la Sequía, el Comité de Coordinación de la Política Hídrica Integrada (CIW) y la Agencia Flamenca del Medio Ambiente (VMM). El CIW es responsable de la coordinación de la política integrada del agua a nivel de la región flamenca.
En Chipre hay dos departamentos que observan la situación de las sequías: el Departamento de Desarrollo del Agua (DDA) y el Departamento de Meteorología. El DDA no «vigila» ni «estudia» la situación de las sequías, es decir, no es un «observador», sino que se ocupa de la gestión de los efectos de la sequía. En otras palabras, está llamado a gestionar los resultados de los fenómenos de la sequía, en términos de gestión y distribución de los recursos hídricos disponibles. Esta labor se lleva a cabo utilizando el Plan de Gestión de la Sequía, así como otra información pertinente sobre la gestión del agua.
En la República Checa se encuentra el Instituto Hidrometeorológico Checo, v.v.i., que mide las temperaturas del aire, las precipitaciones, la evaporación y otros parámetros meteorológicos en su red de estaciones meteorológicas, distribuidas por toda la República Checa. Otro observatorio checo es el Instituto de Investigación del Cambio Global de la AV ČR, v.v.i.-CzechGlobe, que se dedica a la investigación básica del cambio climático global en curso.
En Alemania, la Agencia Federal de Medio Ambiente (Umweltbundesamt: UBA) recopila datos sobre el estado del medio ambiente, investiga las interrelaciones, hace previsiones para el futuro y utiliza estos conocimientos para asesorar al gobierno federal. Además, la UBA vela por el cumplimiento de las leyes medioambientales. Las tareas de la UBA están definidas en la Ley de Creación de la Agencia Federal de Medio Ambiente. Otra institución es el Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ) para el seguimiento de la sequía, que proporciona información diaria sobre las condiciones de humedad del suelo en Alemania. El Servicio Meteorológico Alemán (DWD) se encarga de satisfacer las necesidades meteorológicas de todos los sectores económicos y sociales de Alemania. Sus tareas se basan en el mandato legal de información e investigación, la Ley del Servicio Meteorológico Alemán.
En Italia existe el Observatorio de la Sequía CNR IBE Clima del Consejo Nacional de Investigación-Instituto de Bioeconomía (CNR-IBE). Presta servicios operativos a los responsables de la toma de decisiones, a las autoridades encargadas de la gestión del agua y a las partes interesadas. El Instituto Superior de Protección e Investigación Medioambiental (ISPRA) es un organismo público de investigación italiano y está sujeto a la supervisión del Ministerio de Transición Ecológica. Publica informes y boletines sobre las condiciones de sequía en Italia. Además, hay otras tres organizaciones que se ocupan de la sequía: las autoridades de las cuencas fluviales, el Consorcio de Recuperación y el Centro Euromediterráneo para el Cambio Climático.
En España existe el Observatorio Nacional de la Sequía (ONS), que tiene como objetivo reunir a todas las administraciones hidráulicas españolas con competencias en materia de agua, para constituir un centro de conocimiento, anticipación y seguimiento de los efectos de la sequía en el país y mitigar sus consecuencias en los ámbitos medioambiental, social y económico. El Observatorio cuenta con un Comité de Expertos en Sequía, que evalúa la situación de escasez de agua y asesora al Ministerio sobre las actuaciones a realizar para gestionar la sequía.
No existe ningún estudio o informe periódico que abarque toda Bélgica. Hay estudios que se han hecho para regiones específicas.
Los Planes de Gestión de la Sequía contribuyen de forma decisiva a una gestión eficaz, eficiente y sostenible del agua y, por tanto, son parte integrante de la Política del Agua. En el caso de Chipre, un país azotado por frecuentes y prolongadas sequías, la política para abordar y gestionar eficazmente la sequía es la parte más importante de la Política del Agua (Departamento de Desarrollo del Agua, Índices de Sequía). Los Planes de Gestión de la Sequía tienen como objetivo la cuantificación y el diagnóstico oportuno de la sequía, así como la gestión eficaz y la reducción de sus efectos adversos.
La organización CzechGlobe en el sitio web de INTERSUCHO se ocupa de la mayoría de los aspectos de la sequía y del seguimiento regular de la evolución de la sequía en la temporada de cultivo en años individuales y también en relación con los años individuales. En la página web del Ministerio de Agricultura (eAGri) están disponibles informes anuales regulares, el llamado Informe Azul, que contiene datos e información sobre la gestión del agua en la República Checa. En la página web del Ministerio de Medio Ambiente se publican regularmente informes medioambientales de la República Checa. Hay datos disponibles sobre el estado del clima en un año determinado, la aparición de sequías, el sistema climático en el sistema global o las emisiones de gases de efecto invernadero. Todas las instituciones públicas de investigación publican regularmente informes anuales y en ellos se pueden encontrar todos los proyectos relacionados con la sequía, los resultados obtenidos y los nuevos hallazgos.
En Alemania, el Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ) para la Vigilancia de la Sequía proporciona información diaria en toda la zona sobre las condiciones de humedad del suelo en Alemania. Se basa en simulaciones con el modelo hidrológico de mesoescala mHM desarrollado en el UFZ.
El Instituto Superior de Protección e Investigación Medioambiental publica el Boletín de Sequía, que proporciona mapas actualizados mensualmente del SPI, calculados para escalas temporales de 3, 6, 12 y 24 meses en cuatro zonas: Italia, Europa, cuenca mediterránea y zona CADSES de la UE. El cálculo del SPI se basa en los datos de precipitación diaria del proyecto NCEP/DOE Reanalysis 1, que sólo están disponibles de forma gratuita desde 1948 hasta la actualidad.
Las precipitaciones en el conjunto de Europa no muestran una tendencia significativa, ni para los valores anuales ni para los estacionales. Existe una variación espacial en las tendencias en toda Europa, aunque esto no se explora más aquí.
Las temperaturas en Europa muestran tendencias de calentamiento a largo plazo desde 1979, tanto para las medias anuales como para las estacionales, aunque la tasa de cambio y el momento en el que surge una tendencia clara difieren para los diferentes períodos de tiempo. La temperatura media anual muestra que 2019 fue el más cálido registrado para el conjunto de datos ERA5, con más de 1,2 °C por encima de la media, pero seguido de cerca por 2014, 2015 y 2018. Según el ERA5, 11 de los 12 años más cálidos en Europa se han producido desde el año 2000.
La escasez de agua en Chipre ya se ve agravada por el impacto del cambio climático. El efecto empezó a notarse ya en la década de 1970, con el aumento de la variabilidad de las precipitaciones y la frecuencia de las sequías. El análisis estadístico muestra un descenso del 20 % en la precipitación media anual desde principios de la década de 1970, en comparación con los registros de precipitación de los últimos 100 años. Mientras que la precipitación media anual durante un período de 30 años del siglo pasado (1901-30) asciende a 559 mm, ha descendido a sólo 463 mm durante el último período de 30 años (1971-2000). Esta reducción de las precipitaciones ha ido acompañada de un aumento paralelo de la temperatura media, con un impacto negativo paralelo en la evapotranspiración en la agricultura (con un mayor consumo de los cultivos).
La zona mediterránea se considera un punto caliente del cambio climático. Desde los años 80 se observa una tendencia al aumento de las temperaturas en Italia si se consideran las medias anuales, pero aún más si se considera solo la estación de verano, que amplía su duración con un aumento de las olas de calor que van de mayo a octubre. El análisis de las tendencias históricas de las precipitaciones muestra una mayor variabilidad, típica de zonas con una orografía compleja como Italia, pero en general no se observan claramente tendencias significativas (ISPRA, 2013; Toreti et al., 2009).
El agua desempeña un papel crucial en la producción de alimentos y en la agricultura en general. La razón principal del uso del agua en el sector agrícola es el riego de los cultivos. Sobre la base de la media anual, la agricultura representa el 59 % del uso total de agua en Europa, la mayor parte de la cual se utiliza en las cuencas del sur, donde las precipitaciones y la humedad del suelo no son suficientes para satisfacer las necesidades de agua de los cultivos y la producción de algunos tipos no sería posible sin el riego. El riego también se utiliza para aumentar el rendimiento de la producción. En general, las hortalizas y otros cultivos que generan un alto valor añadido bruto son también muy exigentes en agua.
Alrededor del 7-8 % de la superficie agrícola total europea es de regadío, llegando al 15 % en el sur de Europa (según Eurostat). Aunque sólo una pequeña proporción de la superficie agrícola es de regadío, alrededor del 40-45 % del uso total de agua en Europa se destina al riego de cultivos anualmente. Este riego es especialmente intensivo (80 % del uso total de agua en el sur de Europa) entre abril y agosto, cuando las plantas crecen, las precipitaciones disminuyen y la evapotranspiración aumenta.
El sur de Europa utiliza alrededor del 95 % del volumen total de agua de riego a nivel europeo (incluyendo Turquía y los Balcanes Occidentales).
El sector agrícola generó más valor añadido bruto (20 %) en 2017 que en 1995. Sin embargo, todavía se puede mejorar la eficiencia del riego. En muchos casos, el agua se extrae fuera del cauce y se transporta a largas distancias, a través de canales abiertos, zanjas o tuberías, para suministrar agua para el riego. Durante este transporte, una parte del agua se pierde por evaporación o por fugas en los sistemas de transporte (lo que se traduce en una disminución de la eficiencia del riego). No se dispone de datos exhaustivos para realizar una revisión de la eficiencia del riego en Europa, aunque algunas publicaciones sugieren que esta se sitúa entre el 50 y el 70 % (Clemente at al., 2013; Baldock et al., 2000; Brouwer at al., 1989).
Los patrones de cultivo también determinan la cantidad de agua necesaria para el riego. Favorecer los tipos de cultivos con mayor valor añadido bruto, pero que también son más demandantes de agua, como los cítricos y los cultivos energéticos, ejerce presión sobre los recursos hídricos. En los próximos años, cabe esperar un ligero aumento de las necesidades de agua para el riego (AEMA, 2014a), asociado a la disminución de las precipitaciones en el sur de Europa (AEMA, 2015b) y al alargamiento del periodo vegetativo térmico.
El desarrollo masivo de los recursos hídricos no convencionales -a saber, la desalinización (con una capacidad instalada en 2016 de 80 millones de metros cúbicos) y la reutilización de aguas residuales (21 millones de metros cúbicos en 2015)- con el fin de sustituir las aguas subterráneas sobreexplotadas es, obviamente, de crucial importancia e impacto. Sin embargo, se necesitan medidas adicionales para controlar la extracción de los pozos privados, que solo para el riego se estimó en 74 millones de metros cúbicos (año sin restricciones).
Los agricultores dependen mucho de la meteorología en su actividad. En principio, esto no es un problema, porque las fluctuaciones de los rendimientos debidas a las condiciones meteorológicas suelen igualarse a lo largo de los años. Sin embargo, debido al extremo cambio estructural de la agricultura, la globalización de los mercados y la intensa guerra de precios que conlleva, muchas explotaciones llevan muchos años trabajando al límite de la rentabilidad.
El sector agrícola es responsable de más del 50 % del consumo total de agua (ISTAT, 2019). En 2016, el 42,9 % de las explotaciones (572.000) estaban equipadas con instalaciones de riego, para una superficie total de 4,1 millones de hectáreas. En comparación con 1982, aumentó un 4,2 %. El 85,8 % de las explotaciones equipadas con instalaciones de riego practicaban efectivamente el riego en 2016, para una superficie total de 2,5 millones de hectáreas. En Italia, el 20,3 % de las tierras agrícolas son de regadío, siendo uno de los porcentajes más altos entre los países de la UE (ISTAT, 2019). En 2010, el volumen total de agua de riego ascendió a 11.618 millones de m3, lo que equivale a una media de 4.666 m3 por cada hectárea regada (ISTAT, 2014).
Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en 2018 la superficie de regadío alcanzó 3.774.286 hectáreas, 399.654 más que diez años antes. Este aumento ha ido de la mano de una tendencia a la baja en el consumo de agua. Entre 2008 y 2012, el volumen consumido por los agricultores se acercaba o superaba los 16.000 hectómetros cúbicos, mientras que ahora se sitúa por debajo de los 15.000 hm3 según datos del Instituto Nacional de Estadística. El Ministerio de Agricultura apunta en la misma dirección. En 2002, el sector agrícola representaba el 80 % del total del agua consumida en España. Hoy en día, esta cifra se ha reducido a aproximadamente el 65 %.
La agricultura es el sector que se verá más afectado por el cambio climático. Además del aumento de las temperaturas y la disminución de las precipitaciones, otro impacto negativo importante está relacionado con los eventos de lluvia que se producirán con mayor intensidad, causando daños directos a las infraestructuras y a los cultivos y la erosión de las capas más fértiles del suelo.
El aumento de las temperaturas incrementará la evapotranspiración y, en consecuencia, las necesidades de agua de los cultivos, que en muchos casos sólo podrán satisfacerse mediante la práctica del riego.
Dado que el agua/regadío se regula a nivel de los Länder, las subvenciones para las ayudas públicas directamente relacionadas con la gestión del agua/regadío se basan en ese nivel. A finales de 2020, en Baviera, el programa de financiación del Ministerio de Medio Ambiente para conceptos innovadores de riego a gran escala y respetuosos con el medio ambiente en la agricultura entraba en la siguiente ronda: el proceso de solicitud en toda Baviera de hasta tres proyectos piloto, cuya ejecución contará con el apoyo financiero del Ministerio.
En algunos de los países asociados ya se han preparado programas que apoyan los proyectos e iniciativas centrados en la buena gestión del agua. Pero podemos decir que estos programas son bastante inusuales y esperamos que en el futuro veamos más programas «motivadores» de este tipo.
La Vlaamse Landmaatschappij (VLM) tiene un programa llamado «Beheersovereenkomsten», dedicado principalmente a la calidad del agua y la conservación de la naturaleza. Además, existe un proyecto que compensa económicamente las medidas adoptadas por los agricultores para mantener el agua en sus tierras mediante el almacenaje, pero no es muy utilizado.
Las Buenas Condiciones Agrícolas y Medioambientales son un conjunto de medidas en el marco de la condicionalidad del RDP, a través de las cuales los agricultores reciben pagos directos si cumplen estas condiciones.
A continuación, se ofrece un resumen de los actos jurídicos y reglamentos básicos y más importantes relativos a la gestión del agua, así como de las estrategias nacionales de los países asociados. Podemos concluir que la mayoría de estos ya han puesto en marcha estrategias que apoyan el mantenimiento del agua en el paisaje y estas estrategias son el punto de partida para los pasos posteriores.
El carácter fuertemente fragmentado del ámbito político belga ha dado lugar a una red compleja, interconectada y dinámica de políticas y legislación. Por ello, no existe una política/legislación única que se ocupe de la sequía y la gestión del agua. Cada nivel jurisdiccional aplica las políticas según su propio criterio y sus propios intereses.
Estrategia nacional de adaptación
La estrategia nacional de adaptación fue adoptada por la Comisión Nacional del Clima en diciembre de 2010. Describe los principales impactos del cambio climático en Bélgica y las medidas de adaptación existentes. Persigue 3 objetivos principales:
Plan nacional de adaptación
Para ello, la Estrategia establece una hoja de ruta para la elaboración de este Plan Nacional para finales de 2012. Dado que en 2012 no se disponía de toda la información necesaria para su elaboración (análisis de impacto, proyectos de planes de adaptación regionales y federales), se pospuso su finalización, lo que también permitió tener más en cuenta la Estrategia Europea de Adaptación.
El Plan Nacional de Adaptación, elaborado por el grupo de trabajo «adaptación» de la Comisión Nacional del Clima, fue adoptado el 19 de abril de 2017 por la Comisión Nacional del Clima.
De acuerdo con la decisión de la Comisión Nacional del Clima del 27 de junio de 2013, este plan tiene como objetivo:
La legislación relacionada con la gestión del agua es bastante amplia en Chipre:
Los Planes de Gestión de la Sequía tienen como objetivo la cuantificación y el diagnóstico oportuno de la sequía, así como la gestión eficaz y la reducción de sus efectos adversos. La cuantificación de la sequía se refiere a:
Antecedentes legislativos en la República Checa relativos al agua:
En 2015, el gobierno adoptó el llamado Plan de Acción Nacional con Medidas de Lucha/Adaptación para la Sequía. Este material parece haber pasado de una lista general a temas, pasos y actividades más específicos. El tema es interdepartamental, decenas de expertos e instituciones comentan el asunto y presentan propuestas, por lo que las actividades avanzan al ritmo que cabe esperar en la República Checa.
En Alemania, los actos legislativos más importantes son:
En Alemania no existe una estrategia nacional específica, pero se incluye de forma más o menos destacada en el seguimiento de los informes anuales de protección del clima.
Los actos legislativos más importantes que regulan el agua son los siguientes:
Desgraciadamente, se puede afirmar que la gestión de la sequía en Italia se ha basado más en la emergencia que en la prevención. Uno de los primeros instrumentos legislativos ha sido el DPCM nº 4 de marzo de 1996, seguido por el Documento que el primer ministro Romano Prodi difundió el 13 de marzo de 2007, con el fin de abordar la cuestión de la sequía en Italia y adoptar medidas posteriores. Otro paso importante ha sido la creación de un Comité Nacional de Lucha contra la Sequía y la Desertificación, impulsado por el Ministerio de Medio Ambiente en 1999 bajo los auspicios de la CNULD, con los correspondientes Planes de Acción. Otros dos documentos importantes son la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo del 18 de julio de 2007 y la Resolución del Parlamento Europeo del 9 de octubre de 2008 sobre cómo afrontar el reto de la escasez de agua y las sequías en la UE. Recientemente, el Ministerio de Agricultura ha participado en un programa internacional puesto en marcha por la FAO, el Programa WASAG, destinado a abordar la cuestión de la escasez de agua en la agricultura.
El Ministerio de Medio Ambiente y Protección del Territorio y del Mar (MATTM) puso en marcha dos iniciativas para hacer frente a la sequía:
El Ministerio de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales (MIPAAF) en 2020 anunció la puesta en marcha de una estrategia nacional de ahorro de agua e inestabilidad hidrogeológica.
El Ministerio de Infraestructuras y Transportes (MIT) adoptó en 2019 el Plan Nacional de Intervenciones en el Sector del Agua-«Embalses».
España fue pionera en la regulación del agua (Ley de Aguas de 1879, Confederaciones Hidrográficas de 1926).
Esta es la principal legislación de aguas vigente en España:
Los planes y programas nacionales relacionados con el cambio climático y la sequía desarrollan varias funcionalidades. Van desde el ámbito consultivo de evaluación y planificación hasta la existencia de planes marco nacionales.
Necesidades de formación para una mejor gestión del agua
Cada uno de los países asociados difiere enormemente en el nivel de los programas de gestión del agua ofrecidos. Algunos países ya ofrecen un sistema de programas y asignaturas que tratan este tema, mientras que otros están al principio y no incluyen la gestión del agua en sus planes de estudio.
No hay cursos oficiales de formación o programas de educación en la gestión del agua. Pueden formar parte de cursos universitarios.
Aparte de lo anterior, el Departamento de Agricultura (DA) y otros departamentos del Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente organizan charlas educativas para los agricultores, relacionadas con la gestión y el ahorro del agua. Un ejemplo es la participación de los agricultores en los programas 6.1 «Apoyo a la primera instalación de jóvenes agricultores» y 4.1 «Inversiones que mejoran el rendimiento global y la viabilidad de las explotaciones» del Programa de Desarrollo Rural 2014-2020. El DA está obligado a formar a los agricultores que han sido aprobados en el marco de estos planes.
Debido a la gran división y fragmentación de las jurisdicciones belgas, no existen estudios específicos a nivel nacional que examinen los efectos de las sequías en todo el país. Sin embargo, a nivel más provincial, regional y municipal, existen estudios que examinan las sequías. De hecho, la región de Flandes está desarrollando actualmente un plan de este tipo, así como la provincia de Limburgo ya ha elaborado un estudio específico sobre la sequía para su zona (Meuris, 2020).
Dichos estudios son realizados por el organismo jurisdiccional (municipio, provincia o región) en nombre de los institutos, o bien contratan a empresas privadas para que realicen dichos estudios con el fin de adoptar medidas políticas más precisas. De hecho, las empresas de agua y de aguas residuales realizan sus propios estudios en relación con la gestión hídrica y cómo se ve afectada por las sequías anteriores, actuales y futuras.
Además, los departamentos federales de Bélgica también trabajan en esta cuestión, sobre todo el Departamento de Medio Ambiente, que publica su informe anual sobre el medio ambiente, en el que aumenta el contenido relacionado con la sequía y la gestión del agua.
Por último, hay múltiples ONG que también trabajan junto a estos organismos gubernamentales en estudios relacionados con la sequía, ya sea recibiendo ayuda financiera o trabajando junto a expertos gubernamentales (Meuris, 2020).
La labor de investigación de la sección de Recursos Naturales y Medio Ambiente del Instituto de Investigación Agrícola (ARI) del Ministerio de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, a lo largo del tiempo, se ha centrado en el riego y la fertilización de los cultivos, la fertilidad del suelo, la aplicación de nuevas tecnologías en los invernaderos, la utilización de aguas residuales tratadas para el riego y el uso de energías renovables en la agricultura. Los métodos y técnicas que ya se han promovido entre los agricultores en el ámbito del riego/fertilización son los más aplicados. Los resultados del riego limitado son especialmente útiles en los periodos de sequía en los que hay que restringir el riego. Cabe destacar que los datos de la investigación a largo plazo de la sección permitieron la aceptación de la reutilización de las aguas residuales tratadas para el riego, a la vez que constituyeron la base del marco legislativo.
Una parte importante del trabajo de investigación se está llevando a cabo en el marco de programas competitivos (socios o socio principal) de diversos organismos de financiación, como la Unión Europea, y la Fundación de Investigación e Innovación de Chipre.
El ARI ha desarrollado una herramienta en línea para el cálculo de las necesidades mensuales de agua (m3/decárea) por localidad y cultivo en Chipre (Sección de Recursos Naturales y Medio Ambiente). La herramienta del ARI, de libre acceso, facilita el uso sostenible del agua por parte de los agricultores mediante la toma de decisiones acertadas sobre la programación del riego. En este sentido, se puede mitigar el estrés por sequía y la reducción de la productividad de los cultivos por los cambios climáticos en los cultivos del estudio.
En el sitio sitio web especializado se pueden encontrar proyectos de investigación concluidos centrados en el tema de la sequía tras introducir la palabra clave «drought». En la lista podemos encontrar 86 proyectos subvencionados que tratan el tema del agua, la gestión hídrica y la sequía. He aquí una selección de los más interesantes:
Seis organizaciones dedicadas a la investigación del clima y a la comunicación climática basada en la ciencia (el Consorcio Climático Alemán, la Sociedad Meteorológica Alemana, el Servicio Meteorológico Alemán, el Congreso de Meteorología Extrema de Hamburgo, la Iniciativa Climática Helmholtz y klimafakten.de) han resumido así los hallazgos científicos más importantes sobre el cambio climático. El documento, que consta de cuatro capítulos, demuestra que el actual calentamiento global de aproximadamente un grado en comparación con la época preindustrial es un hecho y que la actividad humana es la principal razón.
A pesar de 30 años de política climática internacional, cada vez se acumulan más gases de efecto invernadero en la atmósfera y se intensifica el cambio climático; ni siquiera el confinamiento ha cambiado esta situación. Lo que se necesita son cambios estructurales duraderos y profundos en todos los ámbitos de la sociedad, desde el sistema energético hasta el uso de la tierra y las infraestructuras, como se indica en el Informe Especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático sobre el Calentamiento Global de 1,5 grados centígrados. Cuanto más tarde comiencen estos cambios, más difícil será frenar el cambio climático y evitar cambios irreversibles. La enorme financiación que debe invertirse para hacer frente a la crisis de la COVID19 es una oportunidad para iniciar estos cambios estructurales ahora.
Dado que el sistema universitario italiano se basa mayoritariamente en universidades multidisciplinares (a diferencia, por ejemplo, del sistema holandés, con universidades especializadas en cada tema), los investigadores de los sectores mencionados están presentes en casi todas las instituciones del país.
Los investigadores del sector participan activamente en diferentes asociaciones científicas, a saber:
Todas las asociaciones celebraron conferencias nacionales en las que los problemas relacionados con la sequía se consideran uno de los temas principales.
Se pueden considerar las principales conferencias académicas relacionadas con el riego:
En Flandes existe un programa llamado Water-Land-Schap que pretende resolver los problemas del agua en las zonas rurales en estrecha colaboración con agricultores, empresas, residentes y gestores del paisaje. El resultado que se pretende obtener con el programa es una agricultura más fuerte, un suministro de agua sostenible, una buena calidad hídrica, una recogida del exceso de agua tanto en el entorno construido como en los sistemas naturales y un paisaje más fuerte en la zona.
En Waasland, situado en Flandes Oriental, el proyecto «Barbierbeek conecta» tiene como objetivo construir zonas de amortiguación a lo largo del Barbierbeek en colaboración con los agricultores y encontrar soluciones a sus problemas de gestión del agua.
Chipre
Invernaderos MED. El objetivo era mejorar las capacidades de ecoinnovación de los agentes públicos y privados del sector de los invernaderos/agricultura mediante una mayor cooperación transnacional, la transferencia de conocimientos y la mejora de las redes entre organismos de investigación, empresas, autoridades públicas y sociedades civiles.
ORGANIKO LIFE +. El proyecto tuvo una duración de 4 años (2015-2019). El objetivo del proyecto era demostrar las ventajas comparativas de la agricultura y los productos ecológicos frente a los convencionales utilizando indicadores de eficiencia de mitigación al cambio climático, calidad agronómica y medioambiental, reducción/disminución de la exposición de los niños a los pesticidas en la dieta y promoción de alimentos saludables para mejorar la salud de los niños (ORGANIKO LIFE +, 2015-2019).
Adapt2Change LIFE+. Adaptar la producción agrícola al cambio climático y al suministro limitado de agua. El proyecto comenzó en 2010 con una duración de 72 meses. Los principales objetivos eran minimizar el uso de agua dulce para la producción agrícola e introducir el método de reciclaje de agua en un sistema de invernadero cerrado.;
ERANETMED-CrITERIA. Su objetivo es ayudar a las organizaciones de gestión de recursos hídricos y a los usuarios del agua en la toma de decisiones para hacer frente a la escasez hídrica, el cambio climático y el agua contaminada.
SWOSOIP. Sistema de riego inteligente para optimizar el proceso. El proyecto de investigación, financiado por la Agencia Espacial Europea, se refiere a la creación de un contador de agua inteligente que recibirá datos de los satélites para el riego automático de determinados cultivos y se pondrá a prueba en la zona de Achelia, en Pafos.
Los principales proyectos que se consideran deben ser mencionados, pero hay muchos más proyectos relevantes centrados en una mejor gestión del agua en la agricultura:
Como se muestra en «Instituciones, niveles, cursos que están abordando la gestión del agua», hay varios proyectos en marcha sobre la gestión del agua en la agricultura, como el Observatorio Nacional del Riego, el Centro Nacional de Tecnología del Riego (CENTER) o el Sistema de Información Agroclimática para el Riego (SIAR).
Retos y Perspectivas de cambio en el futuro para los agricultores:
El agricultor tiene un papel mucho más importante del que se le atribuye en la lucha contra la sequía. El principal reto para los agricultores es:
Los agricultores se enfrentan a desafíos debido al cambio climático. Puede haber algunos aspectos positivos como otra cara de la moneda, pero los problemas parecen tener mucho más peso.
El cambio climático conlleva el riesgo creciente de pérdidas de rendimiento debido al estrés por sequía o a fenómenos extremos como tormentas, lluvias torrenciales, granizo e inundaciones.
En el futuro, la sequía podría ser cada vez más la causa de la agitación social y la inestabilidad política, si no se aborda adecuadamente, además de acarrear graves problemas económicos a las comunidades rurales, pero no sólo a éstas.
En un escenario climático de aumento de la temperatura de hasta 3 °C para el año 2100, se estima que las pérdidas económicas por sequía podrían ser 5 veces superiores a las actuales (Cammalleri et al., 2020). Si se tienen en cuenta las pérdidas de servicios de los ecosistemas, difíciles de monetizar, las pérdidas podrían aumentar aún más.
En resumen, se puede afirmar que un reto importante para el Estado y los agricultores será comparar los costes y beneficios de las funciones paisajísticas productivas (rendimiento de los cultivos) y no productivas (calidad del suelo, agua, sequía, inundaciones), especialmente en la perspectiva a largo plazo. Aunque el paisaje debe producir (materias primas, alimentos, energía, madera…), también debe garantizar las funciones no productivas: biodiversidad, protección del suelo, protección del agua o función de resistencia a la sequía. En una época en la que la presión se centra únicamente en la producción, el estado del suelo, la vegetación y el suministro de agua son insostenibles. Sin embargo, ni siquiera es posible centrarse unilateralmente sólo en las funciones no productivas, porque entonces perderemos competitividad en la agricultura.
El proyecto AGRIWATER ha sido financiado con el apoyo de la Comisión Europea, con el número de referencia 2020-1-CZ01-KA204-078212. El contenido de este sitio web refleja únicamente las opiniones del autor, y la Comisión no se hace responsable del uso que pueda hacerse de la información contenida en él.
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